Pero cómo lo logra cada empresa, es la diferencia. Hay quien se dedica a los alimentos, a la hotelería, a la manufactura, a los servicios, etc. A través de la Misión de la empresa, nos queda claro cuáles son las acciones inmediatas y de largo plazo que debemos seguir para ser exitosos en el campo de trabajo que hemos decidido.
Dejémoslo claro. Una empresa está hecha para generar valor económico agregado: Si la empresa se dedica a ayudar a los demás, sin importar si genera utilidades y si no pude mantener su autosuficiencia en el largo plazo, entonces no es una empresa: es una organización asistencial, o una ONG, o cualquier otra cosa.
Pero las empresas, se dedican a crear valor. Eso está claro, es el objetivo. Sin embargo, la misión nos dice claro por qué nosotros seremos exitosos y no otras compañías.
Y normalmente, los dueños y directivos de la empresa tienen en la mente el hecho. Piense un momento en usted mismo: ¿Cuál es su misión en esta vida? ¿Cómo piensa hacer que su existencia sea diferente y de valor para el mundo?
Bueno, pues así de místico y creativo debe ser también el enunciado de misión de su empresa. Nuestra empresa tiene justificación en este mundo porque está aquí para: “Crear y desarrollar soluciones para el cuidado de la salud”; o bien está aquí para: “Manufacturar y comercializar prendas de vestir para caballeros”., o lo que sea que usted hace de manera mejor y diferente.
Si usted y su negocio tienen un enunciado de Misión, asegúrese de que le dice al cliente lo que quiere conseguir en un periodo determinado de tiempo. La mayoría de las misiones no lo hacen. En ocasiones, esto es por lo que resultan inútiles, puesto que no son medibles.
Cuando los enunciados de misión y visión son medibles, es porque especifican qué es lo que van a lograr y qué resultados esperan. Por eso, las Misiones y visiones que dicen: “Ser de gran valor para los clientes”, no son útiles, pues hay que definir cuántos es “gran valor” y en cuánto tiempo se va a lograr.
En el momento en que una Misión o Visión de Negocio se vuelven medibles es porque suenan sensatas para los clientes, empleados, directivos y público en general. Esto sienta las bases de una política de responsabilidad. ¿Logramos el objetivo? Somos Buenos. ¿No lo logramos? Entonces veremos qué nos falta.
Sin embargo, no basta con una misión y una visión claras y bien redactadas. Debemos tener la confianza en que nuestros colaboradores la conocen. Especialmente aquellos involucrados en la línea frontal del negocio. Todos aquellos que tratan con clientes, deben conocer cuáles son las expectativas de la empresa para los próximos tres a cinco años. En ocasiones no llegará a la meta. Esto está bien. Pues sirve para descubrir fallas internas o algún otro mal que necesite ser resuelto.
La misión, visión y objetivos de la empresa pueden cambiar. No lo haga cada quince días, pero de vez en cuando, una vez cada dos años, revise hacía dónde va la empresa en cuanto a conseguir sus objetivos planteados en la misión. Se vale hacer ajustes. Es por el bien de todos.
Finalmente, el equipo directivo debe comunicar el progreso de la compañía en relación con la misión y visión. Cómo nos estamos acercando, cuáles han sido los logros de la compañía en cuanto a la misión, cómo nos falta mejorar y en qué aspectos.
Tener una misión medible es un excelente paso para tener un plan estratégico ejecutable. Se sorprenderá realmente de que una acción tan simple, pueda traer tan bueno resultados a la cultura organizacional de su gente.
Lic. Juan Enrique Sandoval MBA
Consultor de Empresas
www.skillsa.com