Saturday, 26 April 2008

Cuando el Petróleo deje de preocuparnos

Puede ser que suceda la mini-reforma energética del Presidente Calderón. Puede ser que las Adelitas impidan cualquier reforma. Puede ser que PEMEX siga perdiendo viabilidad financiera, o puede ser que las compañías petroleras transnacionales vengan a saquearnos. Todo es probable.

Lo único cierto es que el petróleo se terminará. Y no falta mucho.

Un ex asesor del gobierno norteamericano, Matthew Simmons, ha dicho a través de la editorial Wilderness Publications, que “el tope máximo de producción (de petróleo) ocurrirá, y mi análisis es... que ese tope está cercano, sólo faltan algunos años. Si eso sucede, las consecuencias serán devastadoras... los problemas del mundo comenzarán a verse de manera muy diferente”. Esto lo escribió en el 2003.

Tal vez el petróleo no se termine antes de la próxima sesión ordinaria del Senado, pero los expertos geólogos calculan que para el 2025 las reservas restantes serán tan caras de extraer, que costará demasiado obtenerlo por los medios tradicionales. Esto supone que el petróleo y la economía basada en él, deberán destinarse únicamente para los usos indispensables como la medicina.

¿O es que usted pensaba que el petróleo sólo sirve para mover barcos y automóviles? Lo usamos todos los días para desplazarnos por el mundo, para producir nuestros alimentos, fertilizantes, medicinas, mobiliario, comunicaciones, limpiadores, plásticos, energía y un larguísimo etcétera.

Sin embargo, ¿cómo nos estamos preparando los mexicanos para enfrentar el día que el petróleo (de Cantarel o de las aguas profundas) se termine? Discutiendo si abrimos o no las Cámaras, si las secuestramos o nada más las tomamos. Si le entregamos la soberanía a los extranjeros o si refinamos nuestra propia gasolina.

Hoy, hay quien llama a un referéndum o a un plebiscito nacional en materia petrolera. ¿Qué podemos decir como pueblo si no tenemos la menor cultura energética y nos seguimos robando con “diablitos” la electricidad? Se pretende que de la noche a la mañana, más de 100 millones de mexicanos se conviertan en geólogos, expertos en energía y doctores en ingeniería petrolera.

Mientras seguimos en esta parálisis, Gran Bretaña aprueba leyes que aumentan el financiamiento en investigación de energías alternativas. El Parlamento británico está discutiendo ya las cantidades de dinero que se estarán asignando a las Universidades para el desarrollo de tecnologías especializadas en la generación de energía renovable.

Noruega es el segundo productor europeo de petróleo después de Rusia, gracias a sus reservas en el mar del Norte. Hoy, este país produce más o menos la misma cantidad de petróleo que México, lo que le reporta el 47 por ciento de sus exportaciones. Y saben que la exploración en aguas profundas del Ártico resultará demasiado cara para el 2020, por lo que se apoya fuertemente a las empresas que invierten en generación de energía eólica, solar y bio-energía, como el etanol.

Los países desarrollados invierten en promedio 2.26 por ciento de su producto interno bruto en Investigación y Desarrollo. México, invertía en el año 2000 el 0.40 por ciento de sus PIB, pero para el 2006, esa cifra sólo alcanzó el 0.36 por ciento, según Alejandro Frank, Director del Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM. Cada vez investigamos menos. No se diga el desarrollo de energía alternativa.

El petróleo dejó de ser nuestro futuro. No podemos considerar que es nuestro patrimonio cuando, muy pronto, nuestro hijos verán cómo se acaba la energía en el país sin tener alternativas desarrolladas. Nuestra obligación no es discutir cómo protegemos el petróleo, sino qué vamos a hacer cuando no haya nada que proteger.


El autor es consultor de empresas y catedrático.
juan.sandoval@skillsa.com

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