1. Huir sin entrar en pánico
Bueno, tal vez un poquito de pánico al principio. En estos días, comenzará a ver empresas que se cierran, que cancelan anuncios de inversión, que recortan empleados. Lo hacen porque tienen miedo. Lo cierto es que la crisis “de financiamiento” comienza a sentirse como crisis “económica”, una vez que las medianas empresas entran en pánico.
Claro, usted debe suponer que por el momento vale más quedarse quietecito y sin hacer ruido, que salir a exponerse. La experiencia ha demostrado lo contrario. Las empresas que enfrentan los problemas con innovación y de frente, son las únicas que salen de la crisis. Pero ¿qué puede saber la experiencia? Entonces, a correr.
2. Ciérrese a las Amenazas
No pierda su tiempo y dinero. De ahora en adelante, utilizará todos sus recursos en sobrevivir, por tanto, debería cerrase a todo aquella propuesta de mejora que parezca levemente interesante. Es momento de estabilizarse, no de escuchar.
De mí se acuerda cuando esos locos con iniciativa comiencen a tocar a su puerta: No faltará el proveedor con una “gran idea para saldar la cuenta”: no le tome la llamada. O el empleado propio que ha descubierto “un nicho de oportunidad”: pídasela por escrito y luego lo valoramos. O el amigo que le propone “un buen trato”: en crisis no hay tiempos para amigos. Con estas acciones, estará usted cerrando la puerta a nuevas amenazas que podrían poner en riesgo el patrimonio propio y de la empresa. También a las oportunidades.
3. Apueste Fuerte
Esto sucede con mucha frecuencia en mercados turbulentos, lo que quiera que esto signifique. Aunque no conozca el juego, apueste a las divisas, swaps, futuros y derivados. Todo mundo lo hace, y grandes fortunas se pueden hacer especulando en momentos de volatilidad. O al menos, eso dicen ¿no?
Ahora es el momento de invertir no en producción, sino en dólares o algo así. Aunque la CP Verónica Figueroa, experta en intercambio de divisas aquí en Aguascalientes, recomienda: “No haga compras de pánico, compre únicamente lo justo, lo que le permita seguir operando y salir de deudas”. Según ella, ahora usted debería buscar seguridad y fuentes con credibilidad. Y remata: “Si quieres especular ahora, mejor vete a un casino”.
Pero eso es lo que dice ella. Usted pídale a su tesorero que arriesgue cuando esté a la baja y venda cuando esté a la alta. ¿Dólares, Oro, Acciones, Obligaciones de Deuda Colateralizada, CDS o emisiones MBS? Sorpréndame. Aunque el lenguaje financiero de valores puede sonar confuso en ocasiones, y sabe que podría perderlo todo, también podría ganar en exceso. La cobranza diaria puede esperar.
4. Dejar de Invertir en lo Importante
Este es el juego de los recortes absurdos. Recorte todo lo caro, aunque parezca importante. No deje que lo critiquen. La mayor parte de las empresas en tiempos difíciles dejan de hacer las dos acciones importantes: producir mejor y vender más. ¿Usted por qué no?
Así que le recomiendo a usted y a su empresa hacer lo mismo. Terminar con cualquier proyecto de crecimiento en el corto, mediano y largo plazo. Nada de inversiones para volver más productiva la planta, y mucho menos para capacitar a cualquier empleado administrativo en volverse un vendedor. ¿Mejoras en su infraestructura de distribución? Olvídelo. En una crisis, recesión o estancamiento, nadie crece. ¿Por qué usted sí debería de hacerlo? ¿No sería una falta de respeto a los caídos?
5. Invertir en lo Urgente
Ya sabemos que existen dos áreas que salvan a una empresa en tiempos de crisis: producción y ventas. Aquí es donde usted debería invertir el poco dinero, pero en ocasiones es difícil no dejarse llevar por el sentimiento de angustia. Déle rienda suelta.
Compre todo lo que pueda ahora. No importa que se desborden las materias primas en el almacén. No automatice, deje esas inversiones costosas para después. ¿La empresa y el país sufrirán porque usted está impulsando a la inflación? Pues es su decisión. Una crisis económica le dice al sentido común que hay que comenzar por lo urgente, aunque no sea importante. Quien sabe, tal vez mañana tenga que cerrar la empresa y lo importante ya no será importante. Es más, tampoco habrá nada urgente.
6. Resolver Todo
No importa si no le alcanza el tiempo, no importa si no tiene el personal suficiente, o si le empiezan las migrañas. Emilio González, junto con Carlos Ruiz y Leopoldo Leyva, del IPADE sugieren en su libro “Rescate de Empresas en Crisis” que sólo se deben atender tres problemas a la vez, máximo. Los problemas más importantes y los que más impacten en la operación y ventas del negocio, según la ley de Paretto.
Pero usted no se deje impresionar por los expertos: Usted cree que puede, así que hágalo. Resuelva todo a la vez, los clientes que no pagan, los préstamos para la raya, las herramientas perdidas y la maquinaria defectuosa. Además de la supervisión, las nuevas políticas, los biselados de las ventanas y la reunión de las 4 de la tarde. De esta forma usted estará demostrando que le entra a todo, a medias, pero le entra. Al fin de cuentas, todo es importante, ¿no?
7. Deje de Tocar Puertas
¿Para qué molestarse? ¿No se supone que las épocas de crisis son como la temporada de verano, donde nadie está en su oficina? Así que deje de hacer esas llamadas de ventas. Ahórrese el viaje y no se presente en la oficina de clientes potenciales. ¿Tiene que llamar fuera del país para encontrar nuevos clientes? Ni lo sueñe.
Existen industrias consideradas esenciales que ni en tiempos de crisis dejan de operar: salud y atención médica, producción de alimentos, operaciones bancarias y utilities (servicios básicos de agua, luz, teléfono). Pero no se va a poner usted a buscar qué venderles a ellos en estos momentos. ¿No habíamos quedado en que los bancos son malos y que usted no tiene nada que ofrecerle a un hospital?
En fin que, si sigue estos consejos, aprenderá a huir y esconderse en los malos tiempos. Si después de la crisis nadie lo encuentra por ningún lado, será que se escondió demasiado bien. Así que mejor, no me haga caso.
-/ Juan E Sandoval
www.skillsa.com
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